La belleza duele...

Esta es una de las frases que mi madre dijo en mi adolescencia y que me marcaron para siempre... LA BELLEZA DUELE!
Cuanta verdad cargada en tan solo tres palabras... y cuantos dolores inimaginados en aquella época vendrían asociados a esta frase.

La mujer, según varios experimentos científicos realizados, tiene mayor tolerancia al dolor que los hombres.
Se supone que uno de los mayores sufrimientos para los que estamos preparadas es para el parto, y dicen que un hombre no podría soportar ni las contracciones previas.

Pero no es el fin de esta nota hacer una competencia entre sexos... sino demostrar que la frase que me legó mi madre, es 100% correcta.

Y una de las grandes torturas que las mujeres debemos enfrentar es la depilación. Desde aproximadamente los 12 ó 13 años comenzamos a tener nuestros encuentros cercanos con la cera.
Y entonces, con 38 °C de calor a la sombra, vamos a laburar con nuestro pantalón largo, hasta que los pelitos tengan un largo considerable para que sean atrapados por la capa de cera.

Demás esta decir todo lo que una puede depilarse... con solo leer el listado que hay en las casas depilatorias, ya te comienzan a doler los tirones:
Cejas, bozo, mentón, pierna entera, cavado, axilas, gluteos, espalda, pies, manos, brazos y la famosa tira de cola.

Entonces, la torturadora oficial te recibe con una sonrisa y la cera calienteeee. (Porque se supone que salen mejor)
Una comienza a hacer unas posiciones extrañas e incomodas, que pueden parecese a las que aparecen en el kamasutra, con la intención que todos los bellos queden al alcance de la cera.
Que subi la pierna, que subí el brazo, que corre la cola para un lado, que tenete acá, que correte para allá...
Y entonces comienzan los tirones y una descubre, que esa persona sonriente que nos recibió, nunca tuvo corazón!

Hay ciertas cosas, que por tener buen gusto no voy a describir, pero les puedo asegurar a quienes no han pasado por la experiencia, que es mentira cuando dicen que la tira de cola no duele, porque no hay terminaciones nerviosas en el sector.

Una vez que una ya esta incomoda, con los poros abiertos, colorada como la cola de un mandril, pero sin pelitos y creyendo que todo ha terminado. La desgraciada vestida comunmente de blanco, toma un copo de algodón y lo baña en alcohol... Y con la misma sonrisa con que nos recibió comienza a pasaralo por toooooda la zona depilada para quitar restos de cera que pudieran quedar....mientras una se retuerce en la camilla, conteniendo los insultos, porque en 20 días hay que volver!

Si mi mamá tenía razón... La belleza duele y eso que ni hablamos de ir al gimnasio...

2 comentarios:

  1. Las depiladoras son seres morbosos. Eso es indiscutible.
    Cómo se explicaríaría si no, que con una sonrisa te sometan primero al calor volcánico de la cera, luego al tirón bestial, acompañado por el "respirá hondo" y como si eso fuese poco, las muy malditas agarran....una pinza de depilar!!!!! Morbo, morbo.

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  2. Es verdad Noe! Y las hijas de mil... tienen parkinson! Porque te pellizcan toda la zona pero jamás logran agarrar el pelito!!!!

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